Los fármacos antidepresivos hacen tolerancia, pues porque entonces les cambian de unas a otras.

Los fármacos antidepresivos sirven para mejorar el estado de ánimo pero no solucionan por si mismos la depresión, que requiere además un tratamiento psicológico. Los medicamentos se prolongan, dando origen a la tolerancia y si además se abandona la medicación suele aparecer una recaída, algo que es mucho más difícil con un tratamiento psicológico, donde la persona aprende a afrontar con sus propios recursos la situación depresiva y nuevas habilidades que enriquecen su vida y entran a formar parte de su repertorio de comportamientos y formas de pensar que sirven para solucionar otros muchos problemas que se presenten. La persona aprende que lo que hace tiene resultados, aumentando así su autoestima o concepto de su eficacia que por si mismo es fundamental para superar la depresión.