¿Qué es el síndrome de la banda iliotibial?
Introducción
Las fascias (del latín fascia, banda) son membranas de tejido conjuntivo fibroso ondulado, que recubren y separan planos musculares y diversos órganos. Las aponeurosis son fascias gruesas una de cuyas funciones es transmitir la acción mecánica de un músculo o grupo muscular hacia el hueso. En el muslo existen varias aponeurosis, una de ellas es la denominada banda iliotibial (cintilla iliotibial de Maissiat), que originándose en el borde superior del hueso ilíaco, desciende a lo largo de la cara lateral del muslo hasta la cara externa de la porción superior de la tibia. Tiene unos 4-5 cm de anchura y a ella se unen las fibras del músculo tensor de la fascia lata, glúteos mayor y medio así como del vasto externo del cuádriceps (figuras 1 y 2). La cinta iliotibial contribuye a la estabilización de la rodilla. Además, a través de ella, el tensor de la fascia lata contribuye a la abducción de la cadera.
Concepto
El síndrome de la banda iliotibial consiste en dolor localizado en la cara externa de la rodilla como consecuencia de la fricción o compromiso mecánico entre la cintilla iliotibial de Maissinat y el cóndilo externo del fémur (figuras 2 y 3).
Epidemiología
El síndrome de la banda iliotibial, en inglés “iliotibial band friction síndrome” es la causa más común de dolor en la parte externa (lateral) de la rodilla y afecta a un 2-12% de los corredores (o quienes habitualmente hacen “footing”), 15% de los ciclistas profesionales y un porcentaje no despreciable de quienes realizan actividades de remo, juegan al fútbol, al baloncesto o al hockey sobre hierba.
Causas
Todo aquello que incremente la presión de la banda iliotibial contra el cóndilo femoral externo puede contribuir al desarrollo del síndrome, ello incluye un calzado inadecuado, la desviación del eje normal entre el tendón de Aquiles y el talón, desviación hacia dentro de la rodilla (rodilla en varo), discrepancia en la longitud de las extremidades inferiores, correr en pendientes o hacerlo en pistas con un peralte exagerado.
Sintomatología
El principal síntoma es el dolor en la cara lateral de la rodilla que se incrementa conforme se desarrolla la actividad deportiva y que llega a ser lo suficientemente intenso como para detenerla. Muchos también sienten chasquidos, un resalte o “clic” o sensación de roce localizado en la cara externa de la rodilla. Empeora cuando se suben escaleras o se desciende pendientes. La fricción entre el cóndilo femoral externo y la cintilla iliotibial es máximo cuando la rodilla está flexionada unos 30º (figura 4).
Diagnóstico
En la mayoría de los pacientes basta una buena historia clínica y una correcta exploración. El tipo de dolor, los mecanismos que lo exacerban y las maniobras que lo desencadenan en la exploración física suelen ser suficientes. Si es preciso o hay dudas, puede recurrirse a un estudio ecográfico o, en algún caso concreto, a una resonancia magnética.
Tratamiento
Salvo en contadas ocasiones, el tratamiento es conservador e incluye reposo relativo, corrección de los factores desencadenantes como sería adecuar el tipo de calzado, corregir discrepancias entre las extremidades inferiores o utilizar plantillas ortopédicas cuando el apoyo del pie es defectuoso. Durante las primeras horas puede aplicarse frío local cuyo efecto puede reforzarse mediante antiinflamatorios no esteroideos que se mantendrán un mínimo de dos semanas. Cuando estas medidas son insuficientes o se desea acelerar la recuperación, está indicada la fisioterapia coadyuvante con técnicas antiinflamatorias locales como la sonoforesis y ejercicios de estiramiento de la cintilla iliotibial. La infiltración local con corticoides y anestésico local suele reservar a casos intensos, recalcitrantes o refractarios y, en ningún caso deben aplicarse más de tres por su efecto negativo sobre el tejido conjuntivo (reducen la capacidad de reparación de la cintilla iliotibial y puedes llegar provocar roturas en sus fibras). En algunos deportistas se han utilizado infiltraciones de factores de crecimiento plaquetario (plasma rico en plaquetas) con buenos resultados, pero no se conoce su seguridad a largo plazo. Excepcionalmente se tiene que recurrir a la cirugía.
Dr. Juan García Regal ha contestado a:
El calor produce una vasodilatación. En casos agudos es mejor el frío local o el contrate frío-local. Saludos
Dr. Norberto Gómez Rodríguez ha contestado a:
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Dra. Trinidad Pastor y Pastor ha contestado a:
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Dr. Enrique José Gargallo Verge ha contestado a:
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Dr. Jorge Cuenca Espierrez ha contestado a:
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