¿Qué es el fetichismo?

En la vida sexual satisfactoria de las personas intervienen muchos factores que acompañan a las relaciones sexuales, como escenarios, juegos, cambios de roles, sonidos, palabras y aromas entre otros. Muchas personas y parejas utilizan toda esta amplia gama de actividades y objetos para variar y probar nuevas experiencias.

Se trata de crear contextos que mejoren la relación y hagan a los partícipes salir de la rutina. Es algo habitual y en principio no supone ningún problema para las personas, ya que se trata de actividades consentidas y compartidas libremente. Estas personas si por alguna razón no pudieran llevar a cabo dichos comportamientos seguirían teniendo una vida sexual satisfactoria de manera que no se ven condicionados por dichas prácticas. ¿Pero qué sucede cuando se trata de algo más que juegos o prácticas secundarias en la relación?

Los límites de la normalidad y la anormalidad se encuentran en muchos casos difuminados y es difícil determinar si entramos en un comportamiento patológico, sobre todo para la persona que sufre algún trastorno relacionado con la actividad sexual.

Esto ocurre con el fetichismo, que es un tipo de trastorno sexual incluido en lo que en psicología se conoce como parafilias. Las parafilias son patrones de excitación sexual inadecuados en los que en función del tipo concreto de parafilia la persona consigue la excitación sexual casi exclusivamente mediante el uso de objetos o el sufrimiento o niños u otras personas que no consienten la relación.

Existen muchos tipos de parafilias como el exhibicionismo, el voyeurismo, el sadismo, el masoquismo, la pedofilia, el frotteurismo o el fetichismo. Es este último sobre el que vamos a centrarnos pero las causas y tratamientos pueden aplicarse al resto.

El fetichismo comprende fantasías sexuales recurrentes y altamente excitantes, impulsos sexuales y comportamientos ligados al uso de objetos. Estas fantasías o los comportamientos que provocan generan en la persona un malestar clínicamente significativo, deterioro social, laboral o de otras áreas importantes. No se trata por tanto de prácticas ocasionales o del mero gusto por algún objeto en particular o aparatos de estimulación como vibradores, sino de una incapacidad para mantener relaciones sexuales plenas en ausencia de dichos objetos.

El fetichismo se divide en varios grupos en función de qué es lo que causa la excitación sexual:

  1. El primero tipo implica centrarse en una parte del cuerpo como por ejemplo el pelo, los pies o las nalgas, frente a la totalidad del cuerpo. Se le conoce como parcialismo.
  2. El segundo tipo se caracteriza por los objetos inanimados o animales. Es común en este grupo el uso de cuero, plástico, la ropa interior femenina, medias, zapatos, botas o cualquier prenda de vestir. La persona que se incluye en este grupo se masturba frecuentemente mientras sostiene, acaricia o huele el objeto fetiche, y puede pedir a su pareja sexual que se lo ponga durante las relaciones.
  3. El tercer tipo se conoce como fetichismo travestista y se caracteriza por el uso de prendas propias del otro sexo.

El fetichismo afecta en mayor número a varones y comienza a desarrollarse durante la adolescencia, llevando a convertirse en una verdadera obsesión que puede provocar conductas compulsivas como robos repetitivos, persecuciones de determinadas personas que llevan el objeto fetichista, o el almacenamiento de gran cantidad de prendas.

Desde la psicología se han propuesto diferentes causas y factores que explican la aparición del fetichismo. En la actualidad se mantiene que se trata de asociaciones entre los diferentes objetos con situaciones placenteras. Una vez surge dicha asociación se fija y aumenta a través de asociaciones simbólicas repetidas durante las fantasías sexuales y la masturbación.

Las evidencias las encontramos en múltiples experimentos en los que tras numerosas repeticiones de objetos neutros y cuerpos desnudos (se presentaba primero un poliedro y después cuerpos de modelos desnudas), finalmente se conseguía que los participantes no fetichistas llegaran a tener erecciones únicamente presentando el objeto (en este caso el poliedro).

Mediante estas teorías se han elaborado programas de tratamiento psicológico muy eficaces basados en las teorías del aprendizaje, utilizados universalmente e incluyen técnicas como:

  • Programas de entrenamiento en habilidades sociales y autoestima.
  • Enriquecimiento de la vida en pareja.
  • Potenciar la excitación sexual y fantasías adecuadas alternativas.
  • Eliminación de obsesiones.
  • Recondicionamiento masturbatorio.
  • Corrección de las creencias y pensamientos irracionales.
  • Autocontrol y gestión emocional.

Los tratamientos psicológicos han ido sustituyendo a los tratamientos farmacológicos orientado a reducir el nivel de excitación (tratamientos hormonales), el nivel de ansiedad (tranquilizantes) y antidepresivos. Los efectos secundarios provocan que la adherencia al tratamiento sea difícil y acaban por abandonarlo. Además, en el comportamiento sexual se ven implicados otros componentes que los fármacos difícilmente ayudan a manejar. Del mismo modo, el uso de métodos quirúrgicos como la castración afectaría también a la posibilidad de tener una vida sexual normalizada, por tanto los tratamientos psicológicos en el caso de las parafilias, y en concreto del fetichismo debe ser el método de elección.

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