ESPONDILOARTRITIS PSORIÁSICA
INTRODUCCIÓN
La psoriasis es una enfermedad autoinmune de la piel, es decir, que el propio sistema inmunológico del paciente ataca a la piel, y su característica principal es que se forman lesiones cutáneas de eritema cubiertas de escamas de forma crónica. Cuando a la afectación cutánea, se une una afectación del sistema musculoesquelético, se denomina espondiloartritis psoriásica (EAPs). Puede afectar a las articulaciones periféricas, las del esqueleto axial (columna vertebral y sacroiliacas), las entesis (sitios de inserción de ligamentos al hueso), vainas tendinosas (dactilitis), piel, uñas y otros órganos (intestino, ojo).
Tiene variadas formas de presentación y de manifestaciones tanto musculoesqueléticas como cutáneas, que hacen que su manejo sea complejo y necesite la colaboración de varios especialistas, fundamentalmente reumatólogos y dermatólogos
La EAPs se presenta en el 10- 20% de los enfermos que padecen psoriasis en la piel. Las lesiones articulares suelen aparecer después de las lesiones cutáneas, pero pueden hacerlo en cualquier momento de la evolución de la enfermedad de la piel, incluso a veces, pueden aparecer antes que las manifestaciones en la piel (alrededor del 15%).
CAUSAS DE LA ESPONDILOARTRITIS PSORIÁSICA
Se desconoce la causa de la espondiloartritis psoriásica, aunque se cree que es la consecuencia de una suma de factores genéticos, inmunológicos y ambientales.
Se sabe que existe un componente genético en la aparición de la EAPs, pues hasta un 40% de los pacientes tienen familiares cercanos afectados, aunque se desconoce el mecanismo por el que actúan los factores hereditarios.
En cuanto a los factores inmunológicos, se sabe que influyen de forma importante, pues cuando hay un déficit inmunológico por cualquier causa, como una infección o un trastorno psicológico grave, hay un empeoramiento de la enfermedad, aunque se desconoce el mecanismo por el que esto sucede.
También se sabe que la obesidad y el hábito tabáquico parecen aumentar la susceptibilidad a desarrollar EAPs. Aunque otros factores ambientales, como clima, alimentación, tipo de vida, no se han relacionada claramente con la enfermedad.
CLÍNICA DE LA ESPONDILOARTRITIS PSORIÁSICA
La EAPs es una enfermedad crónica, que evoluciona irregularmente a lo largo de la vida, con épocas de inactividad y épocas de inflamación y dolor. La gravedad de la artritis no tiene relación con la extensión de la lesión de la piel.
Los síntomas de la afectación articular son comunes a los de cualquier tipo de artritis, como son dolor, calor, enrojecimiento, incapacidad de movilizar la articulación y, a veces, deformación de las mismas. Puede verse afectada cualquier articulación.
La EAPs tiene formas clínicas de manifestarse muy diferentes de unos pacientes a otros, habiéndose establecido cinco formas más frecuentes, que son las siguientes:
Además de la afectación articular puede tener otras manifestaciones, como son:
(como si se hubiese clavado un alfiler), a un despegamiento de la uña de su lecho con cambios de color y aumento de grosor de la misma.
DIAGNÓSTICO DE ESPONDILOARTRITIS PSORIÁSICA
No hay pruebas diagnósticas específicas de EAPs. Para su diagnóstico nos basamos en:
TRATAMIENTO DE LA ESPONDILOARTRITIS PSORIÁSICA
El tratamiento de la lesión de la piel es habitualmente realizado por un especialista en dermatología, el cual aplica las diferentes terapéuticas en función de la gravedad de las lesiones.
Existen unas medidas generales que hay que adoptar cuando existe un brote de inflamación articular, como es el reposo de la articulación afectada, pero teniendo en cuenta que en cuanto disminuya la inflamación hay que comenzar a hacer ejercicios para recuperar la funcionalidad articular y evitar la atrofia muscular. Y por supuesto, el ejercicio no se debe interrumpir en las articulaciones no afectadas.
Las situaciones de estrés y ansiedad empeoran la sintomatología de la psoriasis y a veces se relaciona el primer brote de artritis con un impacto psicológico severo.
Hay que procurar adaptarse lo mejor posible a la enfermedad y sus consecuencias en la vida cotidiana, en lo referente al trabajo, la actividad socio-familiar, el cuidado articular, el ejercicio y todas las actividades de la vida diara, para que las limitaciones por la enfermedad sean las mínimas.
En cuanto al tratamiento farmacológico, muchos de los medicamentos utilizados son comunes a los que se utilizan en otras artritis. Se pueden agrupar en los siguientes grupos:
a) Antiinflamatorios no esteroideos, que son un grupo de medicamentos que inhiben la acción de las prostaglandinas (potentes mediadores de la inflamación): disminuyen el dolor, la rigidez y la inflamación de las articulaciones de los pacientes con artritis. Aunque su acción sólo es sintomática, no modifican el curso de la enfermedad. Algunos pacientes precisan tomarlos de forma crónica para controlar los síntomas adecuadamente.
b) Fármacos antirreumáticos modificadores de enfermedad, que no sólo mejoran los síntomas de la artritis, sino que frenan la enfermedad y enlentecen la destrucción y deformidad de las articulaciones. Actúan interfiriendo sobre la producción de sustancias o funciones de células que están implicadas en la inflamación de la membrana sinovial. Los medicamentos más usados son metotrexato, leflunomida, salazopirina. Son el pilar fundamental de tratamiento de los pacientes con artritis reumatoide.
c) Glucocorticoides, que se suelen usar al inicio del tratamiento, o en las exacerbaciones de la enfermedad, aunque hay pacientes que precisan una dosis baja de forma crónica para el control adecuado de los síntomas. También se pueden usar localmente en infiltraciones.
d) Fármacos biológicos, que representan un gran avance terapéutico en esta enfermedad. Son fármacos, diseñados por técnicas complejas de biología molecular, que van dirigidos específicamente a bloquear la acción de sustancias que tienen un papel esencial en la perpetuación de la inflamación sinovial y la destrucción de las articulaciones. Entre los más utilizados están Etanercept, Adalimumab, Infliximab, Tocilizumab, Certolizumab, Secukinumab, aunque actualmente se están desarrollando más moléculas con distintas dianas de actuación que van a permitir un mejor control de la enfermedad. Su principal inconveniente es el alto coste económico que tiene su uso.
e) Grupo miscelánea (analgésicos, relajantes musculares, antidepresivos...) que pueden ayudar a mejorar la sintomatología acompañante a la afectación articular.
En raras ocasiones, cuando la articulación está muy dañada, hay que recurrir a la cirugía para hacer un recambio articular con una prótesis, limpieza articular, etc.
PRONÓSTICO DE LA ESPONDILOARTRITIS PSORIÁSICA
La mayoría de los enfermos tienen buena evolución, sin limitar la actividad laboral ni las relaciones sociales. Una pequeña proporción de pacientes necesita tratamiento continuado y son muy pocos los que padecerán deformaciones articulares que les limite alguna de sus
funciones. El curso es muy difícil de predecir, ya que es irregular y variable en cada individuo.
Dr. Antonio Guerrero Gutierrez ha contestado a:
Esa patología ocular no puede derivar en un proceso reumático . Lo correcto es pensar que esa afectación ...